Por las noches dormía en las cocheras situadas entonces en la calle Fuencarral. El perro se hizo querer por todos por su simpatía, colándose en cafés, teatros y restaurantes, siendo siempre bien recibido. Pero el día 21 de junio de 1882 fue un día muy triste para el perro y para los madrileños, pues tuvo la ocurrencia de asistir a los toros, y no conformándose con mirar desde la barrera, quiso participar, lanzándose al ruedo antes de que el torero matase al toro. El diestro trató de apartarle con la espada y sin querer, le hirió gravemente. A pesar de que Paco fue atendido por dos buenos veterinarios, murió a consecuencia de la herida. Sus conocidos se
lunes, 30 de septiembre de 2024
El perro Paco - Madrid
Por las noches dormía en las cocheras situadas entonces en la calle Fuencarral. El perro se hizo querer por todos por su simpatía, colándose en cafés, teatros y restaurantes, siendo siempre bien recibido. Pero el día 21 de junio de 1882 fue un día muy triste para el perro y para los madrileños, pues tuvo la ocurrencia de asistir a los toros, y no conformándose con mirar desde la barrera, quiso participar, lanzándose al ruedo antes de que el torero matase al toro. El diestro trató de apartarle con la espada y sin querer, le hirió gravemente. A pesar de que Paco fue atendido por dos buenos veterinarios, murió a consecuencia de la herida. Sus conocidos se
Frente al toro está el tesoro - Jaén
Piedra del Cid - Monturque (Córdoba)
La leyenda de Magacela = Badajoz
Por los años de 1229, el castillo que hoy vemos desamparado y enruinas era el punto de partida de numerosas excursiones y algaras moras contra los cristianos de Zalamea, Medellín y Benquerencia.
Reinaba en el castillo un bravo guerrero: Ahmed-Ben-Alí, descendiente del gran Almotamid. Y tenía una hija cuya belleza era proverbial en todo el contorno, así como su valentía y decisión.
En la época que hemos indicado, diose un fuerte impulso en la Reconquista. Por allí, los guiones cristianos ostentaban la cruz de Alcántara, y los caballeros de esta orden heroica se aprestaban a la lucha, que por fin estalló. Primero fueron algaras, expediciones de espionaje y tala; después, la masa del ejército cristiano se puso en movimiento, y al mando de Arias Pérez, tercer maestre de la orden, empezaron a conquistar castillos y plazas fuertes. Ahmed-Ben-Alí hizo más potentes aún las defensas de su torreado cerro; cavó nuevos fosos, preparó trampas y esperó así los acontecimientos.
Éstos se precipitaban. Tras una batalla encarnizada, el castillo de Benquerencia cayó. Un superviviente que pudo llegar hasta el fuerte de Ben-Alí le advirtió que los cristianos se preparaban para atacar su fortaleza. Y entonces el bravo guerrero musulmán, dejando encomendada la defensa del castillo a su hija, marchó a presentar batalla.
Trabada ésta, fue desfavorable a las huestes musulmanas, y el valiente Ben-Alí cayó, después de haber luchado heroicamente. Unos fieles esclavos pudieron llevar el cadáver al castillo en donde Leila esperaba. Grande fue el dolor de la bella mora cuando vio los ensangrentados despojos de su padre, y sobre ellos juró que aquel castillo nunca se rendiría si no fuera con la destrucción de los defensores.
Fueron pasando los días, y la lucha continuaba violenta; mas siempre se decidía a favor de los cristianos. Al fin, el maestre de Alcántara, después de haber tomado Trujillo, se aproximó a la fortaleza en donde Leila esperaba impaciente el momento del combate. Llegadas las huestes al llano que está al pie de la colina, fueron dados varios asaltos, en los cuales los cristianos, a pesar de haber conseguido poner pie varlas veces en lo alto de la muralla fueron rechazados. Era el último día del año, y deseoso Arias Pérez de obtener la victoria aquella misma noche, ideó un ardid. Una parte de la caballería, llevando antorchas, atacaría por un ala mientras los peones aprovecharían el engaño de los moros atacando por la opuesta. Así se hizo. Hacia media noche, la caballería se puso en marcha, agitando las antorchas. Los defensores del castillo, puestos al alerta, ocuparon sus posiciones en los adarves, gritando: «¡Los cristianos!». Mas creyendo que toda la fuerza enemiga llegaba por la
parte de los jinetes con antorchas, descuidaron el lado opuesto, y por allí penetraron los peones, que se lanzaron sobre los musulmanes, haciendo en ellos terrible carnicería. Leila, que estaba cenando, exclamó: «¡Amarga cena para mí!». Y se lanzó al combate; pero como sus leales habían ido cayendo uno tras otro, viose rodeada de caballeros cristianos, y, antes de que ninguno pudiera apresarla, clavóse la daga en el corazón y rodó ensangrentada.
y de la frase «Amarga cena para mí» dicen que salió el nombre de Magacela.
Vicente García de Diego
domingo, 29 de septiembre de 2024
Benavente y Valle Inclán
Se dice que alguien le dijo a Jacinto Benavente:
—Usted, don Jacinto, siempre habla bien de ValleInclán y en cambio él siempre habla mal de usted.
—Tal vez los dos estemos equivocados —dijo Benavente.
Carlos Fisas
Sanatorio de los Abades - Tenerife
Sin embargo, con el caso que nos ocupa tenemos que darle la razón a los escépticos. Nos situamos en los vestigios ruinosos del sanatorio de Abona, un complejo inacabado planificado para leprosos que se ubicó en Los Abades y que hoy marca de manera determinante el paisaje con su aspecto de ciudad fantasma.
El escenario no puede resultar más evocador, cinematográfico, incluso. Diferentes estructuras y una iglesia coronada por una gigantesca cruz. Nunca se terminó, nunca acogió a enfermo alguno; por lo tanto, nunca nadie languideció moribundo presa de sufrimientos indescriptibles. Algunas zonas fueron usadas para acoger campamentos estacionales de Falange y otras en tiempos más recientes como campo de tiro por los militares. Fin del asunto. El resto es imaginación, fiestas y morbosas incursiones en un territorio que alimenta la sugestión. A pesar de ello, el sitio ha ido adquiriendo rango de encantado, se han realizado sesiones de mediumnidad para contactar con los espíritus atrapados y hasta ceremonias de limpieza y liberación de tales entes desorientados.
(Seis leyendas urbanas de Tenerife)
Fantasma del Colegio Virgen de Guadalupe - Badajoz
La abeja
Cuando Dios hubo terminado de crear a todos los animales, antes de ordenarles que se dispersasen por el mundo, losmcontempló con su mirada clara de bondad y hermosura.
A todos les había dado vida; a cada uno, la forma y las cualidades más convenientes. Todo era perfección. Pero el Sumo Hacedor quiso mostrar aún su inagotable benevolencia. Y les dijo: Ya tenéis todos vuestra figura. A cada uno lo he hecho como he querido para la mejor vida de cada cual. Mas ahora quiero concederos a todos una gracia. Que quien quiera algo más, que me lo pida, y se lo daré.
Gran algazara estalló entre los animales. Todos fueron pidiendo algo, y a todos les fue concedido. Fueron pasando los grandes animales, las fieras soberbias y las audaces aves de rapiña, los lentos y apacibles animales domésticos y las alegres aves parleras. Todas las criaturas del Señor fueron pasando, hasta que llegó la abeja. A la abeja le había sido ya dado el privilegio de fabricar la dulcísima miel. Y Dios le preguntó:
¿Qué quieres ahora? Ya tienes la miel, tesoro codiciado por los hombres. Si lo deseas, te daré una casita de oro para que guardes esa
miel.
—¡No, Señor! contestó la abeja-. Los hombres codciarán la miel, y si está guardada en casa de oro, aún será mayor su codicia. Dadme un arma con que herir al hombre si viene a coger la miel.
La miel será suficiente para ti y sobrará para el hombre -dijo el Señor—. Y además tendrás lo que pides.
Y en su cuerpo brotó el aguijón. Y Dios, para castigar el mal corazón de la abeja, dicen que dispuso que una vez que la abeja clavase el aguijón, muriese.
:Y así ocurre cuando la abeja usa su arma contra el hombre, su rey y señor.
Vicente García de Diego
sábado, 28 de septiembre de 2024
Los Lorenzo de Lousada = Lugo
— Vádesvos ter que ganar a vida como nanos!—le decía a los nietos.
Pero eso no le gustaba. Un día reunió a la familia y les explicó el proyecto que venía meditando desde hacía largo tiempo.
—Lousada —explicó—, es uma tierra muy buena, y las vegas del fondo, en la bajada del río, son de las mejores de la provincia. Ya veis lo que pasa con las patatas. Traemos simiente de la montaña, que son tierras duras y pobres, sembramos aquí en la valiña, y cogemos unas patatas hermosas. Si hiciéramos lo contrario, si llevásemos simiente de patata del valle a la montaña, la cosecha sería mala, ya que nuestras patatas iban de estas tierras viciosas a las tierras abesías, de allá arriba. Pues lo mismo que pasa con las patatas, pasa con la familia de los Lourenzo, cuyos somos, dispensando. Así, pues, hay que renovar la simiente, y tú, Francisco —dijo dirigiéndose al nieto mayor—, nada de amores con la hija del Vilán, que es de tu talla. Yo la quiero bien, que es muy reidora y trabajadora, y me gusta escucharla cantar- cuando viene del prado, pero tienes que buscar novia entre las más altas de Fornelos, que ya buscaremos en la feria del 23 la que más le convenga.
El nieto Francisco se resistía, porque le gustaba Antiña del Vilán, que le había bordado un pañuelo y era en verdad muy graciosa y pensaba hacerse peluquera de señoras. Pero el abuelo de los Lourenzo se puso serio, amenazó con desheredar, con vender tierras y marcharse a La Coruña donde tenía una sobrina, y al fin Francisco aceptó buscar novia en Fornelos, o permitir que se la buscasen, para comprobar si en humanos era cierta la teoría que acerca de las patatas sostenía el abuelo. A este, en la feria del 23, le gustó mucho una que se llamaba Cristina, alta, blanca, con mucha pechuga, piernas gordas y pie grande, muy seria, y lo que tenía de hermoso eran los ojos verdes. Era de familia conocida, y tenía muchos hermanos y primos. La fecundidad parecía asegurada. Volvieron a verse en otra feria del 23, comieron pulpo juntas ambas familias, y Francisco dio un paseo a solas con la Cristina por detrás de los toldos. Me dijo uno de Roces, que pasó cerca de ellos, que la Cristina tenía al Francisco en brazos, como quien le da un colo a un bebé. Habladurías, y quizás envidia de una moza tan hecha como aquella Cristina. Hubo boda, y vinieron hijos, que probaron, con su talla, lo acertado de la tesis del abuelo. A los diez años, los dos mayores ya le pasaban unos dedos al padre, y el tercero iba para gigante si seguía así. El abuelo le llamaba Sansón.
El abuelo se murió feliz riendo el excelente resultado que había imaginado, y la buena simiente que había traído de la montaña al valle. Debe haber una ley que lo rija todo desde las patatas a los humanos.
Alvaro Cunqueiro
Como San Sebastián se libró de Sansón
Sansón fue hijo de Zora, de la tribu de Dan, y fue destinado por Dios para salvar a los israelitas de los filisteos. En efecto, un ángel se acercó a su esposa y le señaló que tendría un hijo de fuerza descomunal, capaz de desgarrar sin ayuda de nadie un león y de vencer a los filisteos incluso cargado de cadenas.
Como nazareno que era, Sansón debía abstenerse de beber vino o sidra, pasar una navaja sobre su cabeza o acercarse a una persona muerta.
Antes de que la bella Dalila causara su perdición cortándole la cabellera mientras dormía, en un ataque de furia arrojó en Tolosa una piedra en forma de obelisco desde el monte Uzturre. La peña de Arrióla está entre Cegama y Segura. Allí cuentan que Sansón quiso lanzarla desde el monte Aitzkorri para destruir San Sebastián, pero al tirarla resbaló con unos excrementos de oveja, por lo que no la alcanzó.
De este modo, la ciudad se salvó de su fuerza y de su ira.
("Ciudades y Leyendas" de Manuel Lucena Giraldo)
Leyenda sobre Jesús Nazareno = Jaén
Así que se encerró en una de las habitaciones de la casa y durante toda la noche no se escuchó ningún ruido, ni tampoco durante toda la mañana del día siguiente por lo que los dueños de la casa decidieron entrar en la habitación para ver que sucedía. El hombre ya no estaba, nadie lo había visto u oído salir. Y en el centro del habitáculo, junto a restos de virutas y trozos de madera, se erigía la talla de un Jesús Nazareno.
La catedral de Segovia y el carro del diablo
El ladrón de San Ildefonso - Jaén
Se encuentra sobre uno de los contrafuertes (Basílica de San Ildefonso. Contrafuertes) del lateral de la Basílica de San Ildefonso, concretamente sobre el contrafuerte que se encuentra a la derecha de la Portada Renacentista (Basílica de San Ildefonso. Portada Renacentista).
viernes, 27 de septiembre de 2024
Leyenda de la casa de la Cruz
El Conde Estruch - Llers
La leyenda dice que el rey Alfonso II de Aragón envió al anciano Guifred hasta el castillo de Llers (Alto Ampurdán), donde murió asesinado en 1173. Al llevar una vida poco cristiana, el conde se convirtió tras morir en un ser endemoniado que chupaba la sangre de los lugareños de la zona y dejaba embarazadas a jóvenes que darían a luz a entes monstruosos que morirían recién nacidos.
Aterrorizó a la población cercana hasta que una anciana monja -en algunos casos un ermitaño judío que le hizo descansar con ritos relacionados con la cábala- consiguió acabar con él.
El castillo perduró entero hasta la Guerra Civil Española (1936-1939), durante la cual fue destruido en gran medida. Además, esta leyenda es uno de los escasos mitos españoles relacionados con el vampirismo, como la Guajona cántabra.
Ojancos (Gigantes ciclópeos)
La DRAE recoge este término como un adjetivo aumentativo y despectivo, como sinónimo de “Cíclope”. J. M. de Barandiarán relaciona al ser mítico de un solo ojo, con los ogros o gigantes que aparece en cuentos castellanos como “El ojanco” y otros nombres parecidos. Estos cíclopes castellanos, también conocidos como “ojarancos” “ujancos” o “ojaranquillos”, se les representan como una especie de seres simiescos de barbas tan ásperas como cerdas de jabalí que le llegaban a las rodillas y así le tapaban el cuerpo, pues solía ir desnudo. Su peculiaridad era tener dos filas de dientes y un único ojo brillante que le ocupaba casi toda la zona frontal (y en algunos relatos populares se atribuyen además dos cuernos). Era ágil como las águilas y con una extremada fuerza. Habitan en montañas, cuevas, posadas o castillos. Suelen disponer de rebaños (pastores, como en La Odisea) o de un ejército y servidores coaccionados, y les gusta de la carne humana. El mito está emparentado con sus “primos”, el Xigante gallego y el Patarico asturiano, junto a su “hermano” cántabro el Ojáncanu.
Estos seres han sido recogidos no solo en leyendas, como ejemplo La cueva de los gigantones en Alcalá de Henares (Madrid) o El Gigante del Valle Estrecho en San Martín de los Herreros (Palencia). También en los cuentos populares castellanos [“Cuentos castellanos de tradición oral” (1983), “Cuentos populares de Castilla” (1946)] como también en relatos de escritores eruditos como Luis Vélez de Guevara en “El caballero del Sol” (1617). Mencionándose también en la obra de Fray Benito Jerónimo Feijoo, “Teatro crítico universal, tomo segundo” (1728) en contra de las supersticiones populares de la siguiente manera: "Ya se sabe que en ninguna parte de la Tierra hay Pigmeos, ni Ojancos, ni Hipógrifos, ni hombres con cabezas caninas, ni otros con los ojos en el pecho, ni aquellos de pie tan grande, que con él hacen sombra a todo el cuerpo, u otras monstruosidades semejantes."
Además, se conoce de su versión femenina, como la Ojáncana o en Piedrabuena (Ciudad Real) denominada la Ojanca. Ésta, era usada para asustar a los niños, cuyo nombre explicaban los lugareños en razón de que tenía un ojo muy grande.
En la provincia de Jaén se halla el municipio de Arroyo del Ojanco. Aunque aquí probablemente la palabra Ojanco no se refiera al mitológico ser, sí no a una confusión con la denominación de un batán y unas torres que posteriormente darían nombre al municipio. Estas torres y el batán eran conocidos antiguamente con el nombre de Ojanco. No hay tampoco testimonios en los cuentos, leyendas y mitos de la zona acerca de ningún ser denominado ojanco.
Un monstruo en la Fuente de la Peña,- Jaén
jueves, 26 de septiembre de 2024
La Bruja convertida en piedra = Gerona
La bruja que se convirtió en piedra
Hace muchísimos años, en la ciudad de Gerona vivía una vieja, de quien los vecinos contaban extrañas historias y que era tan temida como odiada. Decíase que era bruja. Aseguban unos que una noche había pasado junto a ellos un gran gato negro y que, habiéndole tirado una piedra uno de los convecinos, que
hirió al animal en la cabeza, pudo verse al otro día a la vieja que estaba con una venda en la frente. Otros aseguraban que la habían visto volar por los aires, cantando la Canción de los días de la semana, y que iba a un aquelarre a adorar al macho cabrío. Otros, en fin, la acusaban de ahojadora
Cierto, que esa mujer era bruja. Tenía las malas Artiés de la brujería desde muy joven, y había crecido siempre en un frenético odio a la religión y a la iglesia y cuéntaselo que cuando no era observada por nadie volvía a coger unas piedras y volvía a tirarlas contra las paredes de la caatedral. Pero el buen Dios irritado contra la perversa arpía quiso castigarla y dijo: «Pedres tires, ;piedras tirarás, de pedra restarás”. Y de pronto convirtióse en gárgola, quedando pegada y empotrada en uno de los contrafuertes del claustro, cerca de la llama torre de Carlomagno.
Al día siguiente los vecinos, admirados, vieron cómo había surgido en el muro la deforme figura de piedra, y como advirtieron que sus rasgos recordaban a los de la vieja bruja, comprendieron que había sido castigo del cielo a una mala mujer. Y ya respiraron libres del temorque leshabían producido siempre sus mágicos e infernales poderes,
Años y años la gárgola de la bruja ha vertido el agua de lluvia, y así persiste
y persistirá, como muestra de la justicia del Señor.
Vicente García de Diego
miércoles, 25 de septiembre de 2024
Leyendas del Convento de Santa Isabel de los Ángeles - Córdoba
La leyenda del Puente Mayor de Valladolid
La leyenda que asegura que el Puente Mayor de Valladolid no fue construido por el hombre
Un enfrentamiento por un capricho desencadenó un final fatal en las aguas del Pisuerga
Una de las leyendas más recónditas de la ciudad de Valladolid es la que acompaña a la construcción del Puente Mayor y tiene por protagonista al diablo, por lo que la imaginación puede dar a pensar que el desenlace de esta historia no es de esos felices y entrañables. La trama principal no es una mera casualidad, fue narrada por el escritor Antonio Martínez Viérgol a finales del siglo XIX y fue él quien se encargó de avisar al lector de que todo lo que se viene «es muy feo».
En esta historia se desarrollan varios personajes, empezando por narrar la convivencia de dos familias de la ciudad: los Reoyo y los Tovar. Los herederos de cada círculo presumían de atractivo físico pero, por lo general, al heredero de los Tovar se le conocía por su carácter caprichoso con las mujeres y a Reoyo, por su genio y su orgullo y porque no congeniaba muy bien con las féminas. Estas circunstancias despertaron en el segundo de ellos un odio singular hacia su vecino. Tanto que poco tardaron en convertirse en enemigos.
Una maldición de amor
En esta historia falta aún por aparecer otro personaje crucial, Flor. La joven, hija de un labrador que antaño fue soldado, que debía de ser, al menos de acuerdo con Martínez Viérgol, una joven de extraordinaria belleza. Poco tardó Tovar en interesarse por la muchacha y poco tardaron ambos en concertar una primera cita cerca de las aguas del Pisuerga. Es así como, una noche, el joven enamorado Tovar se dispone a tener su primer encuentro con Flor y, mientras se encamina al lugar, el tiempo empieza a cambiar. Una fuerte tormenta empezó a caer sobre Valladolid y, apurado, Tovar se dispone a cruzar el Pisuerga.
Lo que no se esperaba fue encontrarse con su enemigo Reoyo por el camino. En el momento en que Tovar da muerte a su oponente, como si fuese por arte de magia, la tormenta se intensifica de tal forma que las aguas del Pisuerga se revuelven estrepitosamente. Obcecado por la ira, el joven se desespera y se encomienda al diablo. Acto seguido, las aguas del Pisuerga se separan y de entre ese abismo surge Satanás entre llamas y un ligero tufo a azufre rodeado de su secuaces (un grupo de pequeños diablillos). «Yo un puenteDe aquí en adelante surgen multitud de especulaciones. Hay quien dice que surgió de la nada, otros aseguran que fue construido en un instante por cíclopes gigantes comandados por un enano e incluso quien perjura que búhos y lechuzas trajeron los materiales. De cualquier manera, el Pisuerga se planta, de repente, cruzado por el Puente Mayor de Valladolid. Por su parte, Tovar, cruzó la nueva vía a la carrera pero por más que anduvo y buscó no encontraba a Flor. Casi antes de darlo por perdido se topó con el cuerpo de la joven inerte. forjaré para que la veas», sentenció con fuerza Satán.
La culpa atormentaba al pobre Tovar, que no tardó en retirarse a Sierra Morena donde se encomendó a la limosna el resto de su vida. Se dice que el joven murió treinta años después del suceso del Puente Mayor y, antes de morir, recordando su cita imposible con Flor dedicó sus últimas palabras: «¡Me marcho con ella!».
Así se forja el Puente Mayor, o al menos en una leyenda que ha ido transcurriendo generación tras generación y se ha convertido hoy en día en una curiosidad más de Valladolid.
El Norte de Castilla
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