Según esta leyenda, un cacique moro temeroso de perder para siempre sus riquezas a manos de los cristianos, las ocultó de manera que algún día pudiera volver a hallarlas valiéndose de una señal. Y dejó grabada en un risco de las estribaciones de la sierra de Huelma la cabeza de un toro con una inscripción que decía: Frente al toro está el tesoro.
Mucha gente, codiciosa del botín, dedicó todos sus esfuerzos a encontrarlo excavando aquí y allá en la misma dirección de la mirada del toro, pero nadie hallaba el menor rastro de la misteriosa fortuna.
Un día, un campesino que vivía en las inmediaciones del risco, harto de la presencia de tantos intrusos, golpeó con un azadón la cabeza del toro hasta destruirla por completo. Como nadie volvió a saber nada de la existencia del lugareño, muchos son de la opinión que casualmente había encontrado el tesoro oculto en la frente del toro.
Jaén.Vleo
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