MITOS, LEYENDAS E HISTORIAS DE ESPAÑA
Relatos localizados en España desde los tiempos de Noé
miércoles, 12 de marzo de 2025
La sangre del Alcázar - Sevilla
Leyenda de los Valientes = La Rioja
SE cuenta que, hace muchos siglos, hubo un litigio por una extensa dehesa que se ubicaba entre las villas de Grañón y Santo Domingo. Los habitantes de Grañón observaban con desagrado que el encinar que consideraban de su propiedad era utilizado por los vecinos de Santo Domingo. Los calceatenses argumentaban que esas tierras les correspondían por derecho propio. No se ponían de acuerdo. Día tras día, vecinos de ambos pueblos tenían altercados y discusiones constantes. Llegaría un momento en que estallara un enfrentamiento armado entre los habitantes de las dos localidades, así que los mandatarios de ambos pueblos se reunieron y decidieron que se elegiría un vecino de cada municipio para que lucharan cuerpo a cuerpo, desarmados, en defensa de aquellas tierras. El que ganara se llevaría para su pueblo el encinar.
Mientras que el elegido calceatense, un luchador especializado, era alimentado a base de comidas selectas, Martín García, el elegido en Grañón, seguía realizando sus tareas agrícolas y se alimentaba con caparrones (alubias rojas).
Llegó el gran día. El combatiente de Santo Domingo había sido embadurnado con aceite, para que el grañonero no pudiera agarrarle. Ante esa dificultad, Martín García introdujo un dedo en el orificio del ano de su contrincante, de esa guisa lo levantó y lo lanzó lejos. Así ganó Martín García las tierras de La Dehesa para Grañón.
En agosto se celebra una romería hasta la Cruz de los Valientes, ubicada entre las dos localidades, en el mismo lugar donde supuestamente aconteció la pelea, y allí se conmemora el litigio junto a vecinos de Santo Domingo. Se dejan flores en nombre de Martín García y se comen caparrones.
En 1995, el cantante grañonero Juancho Ruiz el Charro compuso el tema La cruz de los valientes rememorando la leyenda de Martín García. Fue estrenada en la cruz en agosto de 2001.
miércoles, 5 de marzo de 2025
El anillo deMudarra
En la prosificación del cantar, Gonzalo Gustios finalmente es liberado. Justo antes de partir, la hermana de Almanzor, que durante el cautiverio se había acostado con Gonzalo Gustioz, le comunica que está embarazada de él (el niño será Mudarra). Gonzalo Gustioz ve aquí una posible vía para vengarse de Ruy Velázquez, así que toma un anillo y lo rompe en dos pedazos, dándole una parte a ella y quedándose él con la otra mitad. Mudarra recibe este medio anillo como herencia, siendo posteriormente reconocido por su padre Gonzalo al juntar las dos partes y vque encajan perfectamente. En la prosificación del cantar de la Crónica de 134 o Segunda Crónica General, Gonzalo Gustioz queda ciego con el paso de los años, y al juntar el anillo se produce un milagro: él recupera la vista y el anillo queda unido permanentemente.
lunes, 3 de marzo de 2025
El puente de San Martín (Toledo)
En el torreón de entrada del puente de San Martín en Toledo, debajo de la estatua de San Julián, existe una lápida latina que Pisa, en su Historia de Toledo, publicada en 1612, traduce así: «Una puente había en este lugar cuyos cimientos se ven a la orilla
del río debajo de ésta, que habiéndose caído por una gran creciente que sobrevino el año 1203, en su lugar los ciudadanos de Toledo levanotaron ésta. Y como los acuerdos de los hombres son flacos, ya que el río no la podía empecer por estar más alta, habiendo contiendas entre el rey don Pedro y su hermano don Enrique sobre el reino, la puente se rompió. Reparóla el arzobispo don Pedro Tenorio».
En un nicho que se abre sobre la clave central del arco se ve una pequeña figura de piedra que representa a una mujer; según dice la tradición, se trata de la mujer del constructor del puente en la reconstrucción ordenada por el arzobispo don Pedro Tenorio. ¿Qué es lo que significa esa estatua? He aquí lo que cuenta la tradición:
Efectivamente, fue durante las contiendas fratricidas entre don Pedro el Cruel y el bastardo de Trastamara cuando el puente de San Martín fue roto. Toledo en esa época era testigo de las luchas entre los dos impetuosos señores, el rey y el que aspiraba a serlo. Y en una de esas ocasiones el puente fue cortado por lospartidarios de don Enrique para impedir el paso de sus rivales.
Terminó la lucha con el drama de Montiel. Los campos y ciudades gozaron de la paz. Y el puente de San Martín seguía roto. Treinta años más tarde, hacia el año 1390, don Pedro Tenorio, el arzobispo toledano de tan excelente memoria en los anales de la ciudad, creyó que era tiempo de reparar el destrozo cometido en el puente. Y despachó mensajeros que llevaron el deseo del arzobispo a uno de los mejores arquitectos de aquel tiempo. Este arquitecto aceptó el encargo, llegó a Toledo, y habiendo recibido todo lo que necesitaba, comenzó la reconstrucción del puente.
Los obreros, toledanos en su casi totalidad, trabajaban con esfuer zos redoblados, y el pueblo acudía a ver el adelanto de las obras que iban a alzar de nuevo el bello puente destrozado en mal hora por las pasiones de los hombres, no por las crecidas del río. El trabajo era ale gre y la obra adelantaba a ojos vistas. El arzobispo también hacía frecuentes visitas, conversando con el arquitecto y animándole a terminar su trabajo lo antes posible. El arquitecto se mostraba satisfecho de la marcha de las obras. Éstas ya se acercaban a su fin. Se había terminado el gran arco, y ya se esperaba de un día a otro quitar la cimbra que lo soportaba.
Una noche, el arquitecto, que durante las últimas horas de la tarde había aparecido algo inquieto, salió de su casa. No contestó a las preguntas de su mujer, que deseaba saber a dónde se dirigía. Fue al puente y descendió por una escala revisando la construcción del arco recién terminado. Cuando regresó, su rostro estaba pálido. Se metió en su habitación y se tendió, sollozando, en el lecho. La mujer se acercó, y llena de temor, le preguntó si ocurría algo grave.
El arquitecto apenas podía responder. Al fin explicó a su mujer que, sin saber cómo, había cometido un error gravísimo en sus cálculos, de manera que, en el momento en que se quitara la cimbra del arco, éste se vendría irremediablemente abajo, arrastrando en su caída a todos los que se encontraran sobre el puente. Ningún remedio veía, pues se sentía incapaz de confesar al arzobispo su error. Don Pedro Tenorio lo despediría, y esto sería la causa de su ruina como constructor de puentes
Después de esta confesión, el desgraciado volvió a ocultar su cara, dando muestras de la más atroz desesperación.
La mujer era valiente y decidida. Comprendió que había de obrar rápidamente. Dejó descansar a su marido y, tomando una tea, salió de la casa. Era una noche oscura y tempestuosa y las calles estaban desisiertas. La mujer pasó sin ser vista. La tormenta estalló, y la mujer, sin amedrentarse, seguía andando. Al fin llegó al puente, pasó por él, y temblando, llegó al centro. Cogió la tea y la lanzó en medio de los ma- deros y cuerdas que formaban la cimbra. Durante un momento pareció que la llama iba a apagarse; la mujer temió que su esfuerzo quedara inútil. Pero el fuego prendió en el andamiaje. La mujer volvió corriendo mientras las llamas crecían con el viento. No mucho después los toledanos oían un gran estruendo que dominó a los truenos más fuertes. Era que la cimbra había ardido y había hecho que el andamiaje se derrumbara. A la mañana siguiente todos vieron el puente derrumbado de nuevo y los maderos quemados y arrastrados por la corriente. Atribuyeron lo sucedido a un rayo que habría incendiado la cimbra. El arzobispo ordenó al arquitecto que de nuevo comenzara la construcción, y esta vez el artista cuidó con esmero los detalles menores, logrando ver terminada la obra felizmente. Su alma estaba llena de gratitud a su mujer, que con su valor le había salvado del gran fracaso.
El mismo día en que solemnemente se inauguró el puente, la mujer del arquitecto pidió ser recibida en audiencia por el arzobispo, y habiendo solicitado previamente su clemencia, se confesó autora de lo sucedido. El arzobispo, lejos de castigarla, hizo que se levantase y alabó su valor y honradez. Y para perpetuar la memoria de esta mujer que de tal manera había salvado la honra de su esposo y quizá la vida de muchos toledanos, el arzobispo hizo que se colocase en el puente de San Martín la figura de mujer que aún se ve.
Vicente García de Diego
lunes, 24 de febrero de 2025
Calle de Puñonrostro - Madrid
El legado del moro - Granada
(Vicente García de Diego)
viernes, 21 de febrero de 2025
Ruta de los extraterrestres - Madrid
Este hecho, unido a la presentación de la película “Paul” en España hace unos meses, propició la creación de la primera ruta extraterrestre por la Sierra de Madrid, un lugar conocido por haber estado siempre muy vinculado con asuntos ufológicos. Está película fue la excusa perfecta para organizar la ruta OVNI, principalmente porque la fisiología del extraterrestre protagonista del largometraje encajaba perfectamente con la idea de ente de otro planeta que rodea este área.
Durante los años sesenta y setenta, no dejaron de escucharse historias relacionadas con estos temas y que situaban a la Sierra de Madrid en un punto clave a nivel ufológico. De hecho, la sierra llegó a bautizarse como “Área Norte”. Por ese tiempo, una persona que prefería ser conocida como “Señor X” aseguraba que el pantano de El Vellón escondía una base alienígena. Muchos fueron los curiosos que se acercaron al lugar, intentando ver qué encontraban los buceadores que eran capaces de sumergirse en el pantano. Según cuentan, los equipos de buceo se volvieron locos y las aguas se volvieron de color negro.
Son muchas las personas que afirman haber visto alguna actividad “no identificada” en la Sierra de Madrid, y esta es una de las razones por la que se creó la “Ruta Extraterrestre Área Norte”. Esta, intenta emular la famosa “ruta ovni” de la famosa “Área 51” de Estados Unidos, y nos permitirá adentrarnos en lugares tan bellos y misteriosos como El Berrueco, el Pantano del Atazar, La Cabrera o La Pedriza.
Creamos o no en los “objetos voladores no identificados”, esta ruta no nos defraudará, además de ofrecernos la excusa perfecta para escaparnos a disfrutar de sus paisajes.
Tus casas rurales
La sangre del Alcázar - Sevilla
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