Algunas semanas más tarde llegó una misiva en la que se comunicaba que Felipe IV autorizaba la construcción del tan necesitado pantano de Relleu. Quedaron todos fascinados al comprobar que el referido documento había sido firmado el 8 de mayo de ese mismo año, de modo que las lágrimas de su patrona no eran de tristeza sino de alegría, ya que la suerte de los vileros cambiaría, a mejor, en breve.
Sendas y Leyendas
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