Los puentes que unen una orilla y otra están llenos de candados con el nombre de parejas que se prometen amor eterno. Al otro lado del paseo de San Saturio aguarda el viejo cenobio de San Juan de Duero donde el también poeta sevillano Gustavo Adolfo Bécquer situó alguna de sus más célebres leyendas vinculadas al Monte de las Ánimas.
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