Entre el caserío de "El Marco" y el Santuario de la Virgen de Chandevila, junto a la carretera que conduce camino a Portugal se alza solitaria, abandonada y rodeada de zarzales una vieja casona, conocida en La Codosera y sus alrededores como la “Casa del Miedo”
Sobre esta casa han sido muchas las leyendas que se han tejido y que relatan sucesos paranormales ocurridos tanto en el interior de la vivienda como en sus inmediaciones. Se cuenta que, a principios del siglo XX, la familia que vivía en aquella casa sufrió durante años un autentico calvario debido a la gran cantidad de fenómenos extraños que en ella ocurrían. Los hechos que se relatan hablan de enseres domésticos que se desplazaban solos, puertas cerradas con llave que se abrían durante la noche, útiles de cocina que aparecían revueltos al amanecer o cántaros que se precipitaban desde el poyete de una fuente cayendo al suelo y quebrándose.
Pero la casa no comenzó realmente a tener fama hasta que el recovero Manuel Estrella no vivió el suceso más inquietante de su vida. Pasaba Manuel con un carro tirado por mulas por el camino que discurre delante de la vivienda, al llegar frente al inmueble las bestias se paran en seco negándose a dar un paso adelante. Por más gritos y palos que propinó a los animales estos no se movieron y en el momento en que más enfadado se encontraba, Manuel recibió dos sonoras bofetadas en pleno rostro. Pálido, sin saber de donde le habían venido, se bajó del carro huyendo despavorido.
Fue a partir de ese momento cuando se comenzó a conocer la casa como “La Casa del Miedo”. Estos hechos tuvieron una incidencia tremenda en el pueblo y algunos llegaron a afirmar que el mismísimo Satanás habitaba el lugar, pues existe otra leyenda que cuenta que a partir de las doce de la noche surgían de la casa siete cabezas que no eran más que siete fantasmas que poseían a todo aquel que se encontrase en sus alrededores.
Los más antiguos del lugar cuentan que estos extraños fenómenos dieron lugar a las apariciones de la Virgen en Chandavila en 1945, ayudando así a mantener la calma en el lugar.
En época de posguerra, esta casa, abandonada y fronteriza con Portugal, resultó ser un lugar idóneo como cuartel de operaciones para contrabandistas. Cuentan que los traficantes ayudaron a perpetuar aún más las leyendas en torno a la casona encantada para mantener así alejados a vecinos y curiosos.
Extremadura Misteriosa
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